Una de las cosas que más me ha gustado de esta saga, ha sido la profundidad y la evolución tan grande que tienen los protagonistas. Eva y Gideon siempre formarán parte de mi vida, pues son personajes muy carismáticos y con mucha fuerza. Bien construidos, con sentido. Y en este libro, en mi humilde opinión, han estado estelares.

El comportamiento de Eva en este libro me ha parecido asombroso. Ya desde el principio vemos a una mujermucho más segura de sí misma, que está luchando por convertirse en lo que su marido necesita. En estos meses en los que transcurre la saga, recorre un camino inmenso, pasa por mucho, aprende de sí misma y de los demás, se da cuenta de cómo es realmente su mundo y lo que tiene a su alrededor. Algún día me gustaría ser como ella es en este libro. Es toda una inspiración.

Y luego tenemos a Gideon, ese hombre oscuro y hermético que jamás pensó que se casaría. Y menos por amor. Su evolución es más acusada, es más sobresaliente, llama mucho más la atención. Seguramente porque su forma de afrontar lo que le sucedió en la infancia fue la de adoptar una actitud de hielo. Eva era destructiva, pero Gideon era frío e incluso depravado en algunos momentos. Verle descongelarse ha sido toda una experiencia. Al principio del libro nos encontramos con un Gideon asustado ante la perspectiva de perder a Eva, con un toque de atención sobre sus hombros que guiarán todas sus acciones a lo largo de la novela.